A diferencia de factores como el genético, hay posibles causas de la enfermedad que sí se pueden modificar: la dieta, el tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol y la obesidad
MARCA.com. La dieta puede considerarse un elemento muy poderoso para la prevención del cáncer colorrectal. La razón fundamental es que se trata de un factor que podemos modificar, mientras que otros, como la predisposición genética, no están en nuestras manos. Una alimentación sana, que siga el patrón de la dieta mediterránea, no es una garantía absoluta frente al cáncer de colon, pero sí puede reducir la probabilidad de padecerlo.
El cáncer de colon y recto cuenta con factores de riesgo modificables y no modificables. Manuel Van Domselaar, jefe del Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Universitario de Torrejón (Madrid), reseña entre los que no se pueden cambiar “los antecedentes familiares, el antecedente personal de pólipos de colon, algunos grupos étnicos, la edad -el 95% de estos tumores aparecen a partir de los 45 años- y padecer algunas enfermedades específicas del intestino”.
No hay que olvidar que, tal y como subraya Pedro José Robledo Saenz, responsable de la Unidad de Nutrición Clínica y Dietética de MD Anderson cancer Center Madrid, el factor genético juega un papel nada despreciable, ya que hasta “un 15% de los casos se atribuye a una condición genética”.
Entre los elementos modificables cabe señalar la nutrición, el tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol, la obesidad y la falta de actividad física. “Si bien el tipo de dieta no es más importante que otros factores de riesgo, estar entre los que son modificables lo convierte en un factor muy relevante en el que se puede actuar activamente”, concluye el especialista en aparato digestivo.
¿Qué tipo de dieta se relaciona con el aumento del cáncer de colon?
Los expertos advierten que no hay ningún alimento que por sí solo promueva el cáncer de colon ni tampoco nutrientes milagrosos que ejerzan una función preventiva absoluta. Pero sí que hay algunas pistas muy valiosas, provenientes de diversos estudios científicos. Estos son los principales tipos de alimentos cuyo consumo muy frecuente se relaciona con una mayor incidencia de cáncer colorrectal:
Carnes rojas (ternera, cordero).
Carnes procesadas (embutidos).
Harinas refinadas.
Azúcares.
También se ha constatado que ciertas formas de preparar los alimentos pueden influir en el riesgo de cáncer de colon. “Algunas formas de cocinado, como al horno, a la brasa o las frituras, generan sustancias químicas (aminas) que favorecen daños en el ADN, produciendo mutaciones en las células como primer paso de la génesis de tumores”, explica Robledo.
Alimentos que pueden considerarse aliados frente al cáncer colorrectal
En cuanto a los productos que se asocian con un menor riesgo de cáncer de colon, se puede afirmar que, en términos generales, son aquellos que también se relacionan con la prevención de otros tumores y de las enfermedades cardiovasculares. Estos son los más importantes:
Carnes blancas, pescado y vegetales como fuente principal de proteínas.
Grasas insaturadas (por ejemplo, aceite de oliva) como principal fuente de grasa.
Cereales integrales, verduras, legumbres y frutas como fuente principal de carbohidratos.
Los cereales integrales son una importante fuente de fibra dietética que, según Van Domselaar, pueden “reducir el riesgo de cáncer colorrectal a través de dilución de las toxinas y la reducción del tiempo de tránsito intestinal, lo que hace que las toxinas cancerígenas estén menos tiempo y en menor concentración en contacto con el tejido del colon”.
A este respecto, Robledo aclara que lo que ha mostrado eficacia preventiva no es tanto “el hecho de ingerir más fibra, sino más bien la continuidad de su ingesta en nuestra dieta”. Algunos componentes bioactivos de los alimentos, como el calcio y la vitamina D, tienen un efecto preventivo del cáncer de colon, pero no de recto. El experto también destaca el valor de la vitamina C, por su factor antioxidante, y los omega 3, por su papel antiinflamatorio celular.
Dieta y más allá: el estilo de vida occidental
El estilo de vida occidental se asocia con un aumento del riesgo de cáncer colorrectal. “Globalmente, la mayoría de los cánceres colorrectales ocurren en países industrializados y las tasas de incidencia aumentan rápidamente en las naciones menos desarrolladas a medida que adoptan un estilo de vida occidental, con una elevación del consumo de carnes rojas y procesadas y azúcares refinados”, expone Van Domselaar.
A lo anterior hay que sumar el incremento de las tasas de obesidad en los países desarrollados. Robledo indica que la obesidad se asocia, por definición, “a una alimentación inadecuada y es el factor más importante del efecto inflamatorio celular crónico”, muy vinculado a un mayor riesgo de cáncer.
La dieta mediterránea como patrón de referencia
El patrón dietético más adecuado para reducir las posibilidades de padecer un cáncer de colon o de recto puede resumirse, según el especialista del Hospital de Torrejón, de la siguiente manera: “Una dieta basada en frutas, verduras, cereales integrales, pescados y carnes blancas y limitar razonablemente el consumo de carnes rojas a no más de 1-2 veces por semana”.
Para el experto del MD Anderson, “la dieta mediterránea es una dieta saludable que aporta variedad y calidad nutricional”, lo que no la convierte en un remedio frente al cáncer de colon, pero sí en un elemento preventivo.
Pirámide de la dieta mediterránea. (Infografía: Escuela de nutrición y salud) |
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